viernes, 30 de agosto de 2013

SWEETHEART OF THE RODEO: 45° ANIVERSARIO

               "Cortaros el pelo!"
( Alguien entre el público del Grand Ole Opry)
Tal día como hoy, hace 45 años, se ponía a la venta el sexto disco de The Byrds. Sweetheart Of The Rodeo no fue el primer disco de country-rock de la historia pero estoy seguro que cada vez que vemos esas dos palabras juntas (o separadas por un guión) lo primero que se nos viene a la cabeza es la imagen de esa chica con sombrero vaquero y falda de flecos. También, seguro, nos asalta la imagen de ese señorito del Sur que respondía al nombre de Gram Parsons y que recalaría en la banda porque McGuinn buscaba un pianista. La influencia del autor de "Hickory Wind" en el giro que supuso este álbum es de todos conocida: escribió los dos únicos temas originales, propuso buena parte de las versiones que se incluyeron y puso la voz en varias de aquellas canciones pero Sweetheart Of The Rodeo no sería lo mismo sin el trabajo de Gary Usher en la producción, sin el piano honky-tonk de Earl P. Ball, la pedal-steel guitar de JayDee Maness o la guitarra eléctrica del gran Clarence White; aún menos, sin la enorme labor de Roger McGuinn y Chris Hillman, ya fuera encargándose del banjo y la mandolina, embelleciendo las canciones con sus armonías (enorme Hillman en la citada "Hickory Wind") y su labor en los arreglos de "I Am A Pilgrin" o "Pretty Boy Floyd".


La respuesta americana a los Beatles, los pioneros de la psicodelia, el space-rock o el raga, el grupo que hizo bailar a Bob Dylan,... cantos a la vida cristiana, corazones rotos ahogados en el fondo de una botella, almas condenadas a pudrirse entre los umbríos muros de una prisión, la conservadora Nashville en lugar de la hippie California... sin la perspectiva que nos da el tiempo es lógico que "los hijos de la Era de Acuario" se sintiesen, cuando menos, desconcertados,... es igual, la escena singer-songwriter de Laurel Canyon o la posterior hornada de bandas del llamado country alternativo tomarían buena nota...




martes, 20 de agosto de 2013

MIS 10 DE...


1) Talking Book (Stevie Wonder)
2) Stand! (Sly & The Family Stone)
3) Maggot Brain (Funkadelic)
4) Superfly (Curtis Mayfield)
5) The Payback (James Brown)
6) Shaft (Isaac Hayes)
7) The Meters (The Meters)
8) 1999 (Prince)
9) Mothership Connection (Parliament)
10) Gratitude (Earth, Wind & Fire)


miércoles, 14 de agosto de 2013

FIRE ON THE BAYOU


Si exceptuamos Memphis ninguna ciudad ha ejercido tanta influencia sobre la música norteamericana como Nueva Orleans. Cuna del jazz, estilo que echaría raíces en la llamada Crescent City a finales del siglo XIX, en la ciudad sureña se tenderían también los puentes (Dave Bartholomew, Fats Domino,... ) que el rhythm 'n' blues cruzaría en la década de los 50 para encontrarse transformado en aquel "invento del diablo" bautizado como rock 'n' roll. De África al Caribe, pasando por Francia o España, la cultura mestiza y vibrante de Nueva Orleans tenía que dar como resultado una música semejante. Leo Nocentelli (guitarra), Arthur "Art" Neville (órgano), George Porter Jr. (bajo) y Joseph "Zigaboo" Modeliste (batería), rodados como músicos de sesión en las producciones con las que Allen Toussaint definiría el "sonido NOLA" durante las décadas de los 60 y 70 debutarían bajo su propio nombre -y de la mano de su protector- con álbumes seminales como The Meters y Look-Ka Py Py. Grabados para el sello Josie, estos discos instrumentales, precisos como un metrónomo y tan profundos y calientes como el corazón de un volcán, son el ejemplo práctico de que -haciéndonos eco de sus propias palabras- los Meters tocaban y sonaban funky antes de que existiese el funk.


Abandonado el sello neoyorquino recalarían en Reprise Records para los que registrarán, entre otros, discos como el célebre Rejuvenation o el que hoy nos ocupa. Grabado en 1975 con el grupo convertido ya en quinteto tras la incorporación del hermano de Art Neville, Cyril, Fire On The Bayou afianzaba y, en nuestra opinión, sublimaba -pese a no contar con singles como "Hey Pocky-A-Way" o "People Say"- el giro ejecutado en esta nueva etapa, vuelta de tuerca donde los temas habían pasado a contar con sus voces lo que añadido a la incorporación de arreglos de viento ampliaba la paleta de sonidos de la que Mick Jagger calificaría como "the best motherfucking band in the world". De este modo, los casi ocho minutos del instrumental jazz de "Middle Of The Road" conviven con el R&B canicular de "Love Slip Upon Ya" de la misma forma en que lo harán las guitarras con wah-wah del tema homónimo con el dejo latino de "Mardi Gras Mambo"; mientras, temas como "Can You Do Without?" (¡escuchen esa sección rítmica!) rescatan el calor, el sudor y el groove de sus primeros elepés lo que hace aconsejar no pinchar Fire On The Bayou hasta que los termómetros no bajen de 25º o, en su defecto, se cuente con un cubo repleto de hielo a mano.

jueves, 1 de agosto de 2013

BORN AGAIN


"Cuando vi la portada, vomité", recordaría Ian Gillan, "luego escuché el disco y volví a vomitar". La estancia de Ronnie James Dio en Black Sabbath había dado su fruto en forma de dos grandes trabajos como eran (como son) Heaven & Hell y Mob Rules, insuflando una nueva vida a la banda con la llegada de la nueva década. Pero ésta, en medio de todo tipo de disputas y desavenencias, llegaba a su fin en 1982; una vez más, el grupo de Tony Iommi se encontraba sin vocalista. Tras barajarse nombres como los de David Coverdale el puesto acabaría recalando en la voz que hasta no hacía tanto se encontraba al frente de la Púrpura Profunda, viejo amigo de los de Birmingham. Aunque volvamos al principio, donde habíamos dejado al ex-Purple arrodillado en el cuarto de baño con la cabeza metida en el retrete. Sucede muy a menudo en el mundo del rock -y más en el del heavy metal-  que realidad y leyenda se confunden: la bizarra portada (ya en los anales del esperpento) se cuenta que ¡se presentó con la intención de que fuese rechazada!; ¿y esa producción?, fuera por obra y gracia del hombre tras los controles, Robin Black, del propio Geezer Butler -del que se dice que arruinó las mezclas actuando a espaldas de sus compañeros- o de ambos, lo cierto es que el sonido resultante es un sonido (en el sentido literal) metálico, excesivo y asfixiante. Aún así, aquí estamos, cuando se cumplen 30 años de la edición de Born Again, escribiendo sobre una obra que se mueve en todo momento entre lo sublime y lo ridículo; con un Gillan histérico cantando como si de un enajenado se tratase, lo que parece empujar a Tony Iommi a responder con algunos de los riffs más feroces de su carrera y como resultado: parte de la música más violenta y ominosa de los autores de Master Of Reality. Curiosamente, desde los grupos de la NWOBHM hasta bandas del metal más extremo, pasando por Guns N' Roses o Kurt Cobain han confesado su admiración por el disco. ¿Estamos entonces ante una oscura e insondable obra maestra?, ¿es Born Again por el contrario un engendro que nunca debió ver la luz del día?... la respuesta preferimos dejarla en manos del lector... en Long Black Limousine seguimos sin tenerlo claro...