lunes, 23 de julio de 2012

FUNKTABULOSO

Yo a lo mio...¿quién necesita "americana" teniendo "africana"? Esto podéis encontrarlo junto a otras ambrosías en el recopilatorio World Psychedelic Classics 3: Love´s A Real Thing-The Funky Fuzzy Sounds Of West Africa.

¿No es más Funkadelic que Funkadelic?...¿no aparecen por ahí MC5?...como un viaje de ida y vuelta-y sin escalas-de Lagos a Detroit!!!!

lunes, 16 de julio de 2012

CRUCE DE CAMINOS (I)

Pocos discos me impactaron tanto en los últimos 12 meses como ese Pull Up Some Dust And Sit Down donde, sin perder de vista el pasado, Ry Cooder puso banda sonora a estos tiempos que vivimos por lo que ya era hora de devolverle el favor glosando, desde esta humilde tribuna, las excelencias de una trayectoria (aunque nos centraremos en su discografía 70´s) guiada por el incondicional amor a la música.

Ry Cooder: tras colaborar con gente como Taj Mahal, Captain Beefheart, su colega Randy Newman y, cómo no, los Stones, en 1970 ve la luz el primer y homónimo trabajo del guitarrista californiano. Un recorrido lleno de blues por caminos y carreteras de grava en compañía de músicos como Chris Ethridge o los little feat Ritchie Hayward y Roy Estrada (de hecho la inicial "Alimony" encajaría sin problemas en Sailin´ Shoes). Composiciones de Woody Guthrie ("Do Re Mi"), Blind Willie Johnson (la sensacional versión instrumental de "Dark Is The Night" que cierra el álbum) o el ya mencionado Randy Newman (una "My Old Kentucky Home" que ese mismo año aparecía en el disco del autor de "Short People", 12 Songs donde a su vez participaba el propio Cooder) comparten espacio con el original "Available Space". Un trabajo con olor a habitación de motel destartalado y sabor a polvo en la garganta que desprende feeling por los cuatro costados; y quien no se lo crea tan solo tiene que pinchar cortes como "Police Dog Blues" o "How Can A Poor Man Stand Such Times And Live?".


Into The Purple Valley: al comienzo de la película de Hal Ashby Bound For Glory, aquí titulada Esta Tierra Es Mi Tierra, una tormenta de arena (estamos en los años de las grandes sequías del Dust Bowl) amenaza el hogar de un pintor de carteles de nombre Woody Guthrie quien tomará la decisión de abandonar las baldías tierras de Tejas en busca de un futuro mejor en los verdes y soleados campos californianos. Ese éxodo, que emprenderían muchos otros, es la inspiración para el que supuso el segundo álbum de Ry Cooder. Un ejercicio, producido por Lenny Waronker y Jim Dickinson, de recuperación de las canciones que pusieran banda sonora a ese viaje. Viaje que se inicia al son de "How Can You Keep Moving (Unless You Migrate Too)" y termina precisamente con el oscuro "Vigilante Man" del propio Guthrie. Entre medias, magistrales relecturas del "Hey Porter" de Johnny Cash, el "Money Honey" que popularizara Elvis 16 años atrás o el aroma tropical de "F.D.R. In Trinidad" para un disco donde la slide y la mandolina de nuestro protagonista nos invitan a patear el suelo mientras seguimos su sincopado ritmo.

martes, 3 de julio de 2012

SOUND OF LIES


A pesar de que hoy en día Mark Olson reconozca que de encontrarse de nuevo en una situación semejante actuaría de forma diferente, el hecho es que en 1996 tomaba la decisión de abandonar la hasta entonces banda de su vida, The Jayhawks y aunque seguro que muchos fans hubieran preferido que la aventura se acabase ahí, Gary Louris tomó la decisión de seguir adelante. Así, un año después veía la luz Sound Of Lies el cual, menuda sorpresa, no satisfizo a gran parte de los seguidores de los de Minneapolis (los fans son/somos egoistas y pensamos que los artistas deben responder a la imagen que de ellos nos formamos en la cabeza, imagen que por supuesto creemos "definitiva").

Sin Olson a su lado Louris se convirte en el motor creativo (con la puntual -y capital- aportación de Marc Perlman que coescribe varios temas, así como del por aquella nuevo batería Tim O'Reagan quien firma en solitario "Bottomless Cup") entregando un trabajo que por fuerza tenía que sonar distinto. Melancólico e introspectivo, a veces incluso oscuro, Sound Of Lies, digámoslo ya, es una obra maestra, el trabajo más ambicioso y sofisticado que jamás hubieran entregado. Canciones que se retuercen y doblan sobre sí mismas alargándose hasta el infinito ("Haywire", "Dying OnThe Vine") conviven con frágiles miniaturas como el tema homónimo; con la ayuda del coproductor Brian Paulson no temen experimentar en el estudio ("Poor Little Fish") mientras abigarrados arreglos de mellotron y cuerdas (esos violines sobre los que se mece "Stick In The Mud") zozobran entre la energía de unas abrasadoras guitarras ("Big Star").

Sí, Sound Of Lies, sonaba distinto...era distinto, pero lo que no cambiaba eran esas melodías deslizándose por un tobogán ("Think About It") y la belleza insondable, cojamos al azar "Trouble" o "It´s Up To You", atravesando unas canciones llenas de sueños rotos y paraísos perdidos, de amargas súplicas y apuestas que salieron mal.