viernes, 28 de septiembre de 2012

TAGO MAGO

"Pero ¿es esto rock? (...) ¿qué importancia tiene eso?"
(Gonzalo Aróstegui Lasarte)

Desandando el camino emprendido por el rock n' roll (anglosajón básicamente) desde la década de los 50 para emprender el suyo propio -y el cual recorrerán en algún momento, y cada uno a su manera, desde Eno a Radiohead pasando por Sonic Youth o el punk más libérrimo- la banda alemana entregaba en 1971 su segunda referencia, un doble elepé de desconcertante portada que respondía al nombre de Tago Mago. "Paperhouse" y "Mushroom", de atmósfera mágica y misteriosa el primero y de ominoso sonido industrial el segundo, son los temas que abrían el álbum. Desplegándose en un bucle sin principio ni final, "Oh Yeah" y "Halleluhwah" (cuyo hipnótico pulso funk nos hace pensar en el On The Corner de Miles Davis); la voz de singular capacidad expresiva del vocalista de origen japonés Damo Suzuki, del susurro tántrico al histerismo, la energía en constante transformación de la base rítmica conformada por el baterista Jaki Liebezeit y el bajista - y "montador"- Holger Czukay, la guitarra de Michael Karoli y los teclados de Irmin Schmidt rompiendo una y otra vez las expectativas del oyente. Avant-garde, la llamada música concreta, Stockhausen, free jazz, muchos son los conceptos, nombres y etiquetas que salen a relucir cada vez que aparece el nombre de Can (yo me atrevería a hablar de tribalismo) pero todos ellos se quedan en meras enumeraciones categóricas cuando llegamos a "Aumgn" y "Peking O" y el cúmulo de sensaciones que provocan: del deleite al asombro y la irritación; desdibujando el concepto de canción. Cerrando los casi 75 minutos de Tago Mago como si de un consuelo - o una recompensa- se tratara, la belleza propia de una pieza de cámara pop de "Bring Me Coffee Or Tea". Hay obras que delimitarían la frontera entre el pasado y el futuro de la música pop(ular), con este disco Can irían más allá proyectándose directamente en un futuro por llegar.

(No podía ser de otra manera, esta entrada está dedicada a Gonzalo, "culpable" de inocularme el virus de Can...gracias!!!)

martes, 18 de septiembre de 2012

CRUCE DE CAMINOS (IV)

Jazz: tras tan explícito título se esconde uno de los trabajos más especiales de Ry Cooder, un álbum consagrado a rendir tributo al jazz primigenio de las primeras décadas del s.XX, antes que la llegada de colosos revolucionarios como Louis Armstrong  relegara al ostracismo tan "primitivos" ritmos. Un tributo pues a los tiempos del ragtime y del jazz más vodevilesco a través de temas de Jelly Roll Morton y Bix Beiderbecke entre otros, o adaptaciones de Joseph Spence, guitarrista al que Cooder reconoce como influencia capital debido al uso que el músico de Bahamas hacía del ritmo sincopado. Ya sea en quinteto o en octeto, acompañado únicamente de su guitarrra o rodeado de vibráfonos, tubas, trombones, clarinetes o cuartetos vocales estamos ante un disco bellísimo, un bocado para paladares finos. Grabado en 1978 en los Warner Studios hacer sonar "Big Bad Bill Is Sweet William Now", "Shine" o "We Shall Be Happy" es trasladarte a otra época transformando tu aparato de música en una singular máquina del tiempo.


Bop Till You Drop: Ry Cooder diría adios a la década de los 70 con un paseo por Memphis al volante de un elegante Cadillac (rosa, por supuesto). Agridulce despedida pues si bien estamos ante un muy buen disco del californiano, repleto de soul y R&B, éste se ve lastrado en parte por una producción que sin llegar ni de lejos a los atentados sonoros que se perpetrarían en los años 80, le resta algo de la calidez y "autenticidad"  que sí tenían sus anteriores trabajos (Bop Till You Drop fue el primer disco grabado enteramente en digital). Aún así, las vueltas de tuerca a las que somete a "Little Sister" de Elvis Presley o "Go Home, Girl" de Arthur Alexander, la elegancia de la instrumental "I Think It´s Going To Work Out Fine", el ritmo funky de "Down In Hollywood" (composición de Cooder y su bajista Tim Drummond) o la rythmandbluesera "Don´t Mess Up A Good Thing" con la genial voz invitada de Chaka Khan, son razones suficientes para que la batalla la gane lo que realmente importa, la música y las canciones. Porque eso es lo que pone de relieve todos estos discos que hemos repasado en este especial que hoy acaba -y con el que espero no haberos aburrido-; que por encima de modas, por encima de estilos y épocas, una buena canción siempre será una buena canción.

lunes, 10 de septiembre de 2012

CRUCE DE CAMINOS (III)

Chicken Skin Music: si en el anterior Paradise & Lunch Cooder ampliaba la paleta de colores de su catálogo musicológico incluyendo pop a lo Burt Bucharach y ahondando en el espíritu del R&B para su siguiente obra, de 1976, el lienzo daría cabida al azul de Hawai y al verde y rojo del chile mexicano. A los sospechosos habituales (Jim Keltner, Chris Ethridge o Milt Holland) se le unieron los guitarristas hawaianos Gabby Pahinui y Atta Isaacs y el acordeonista Flaco Jiménez para hacer de Chicken Skin Music un billete de avión abierto a cualquier destino. Partiendo del punto donde lo había dejado en sus primeros discos con la versión de Leadbelly "The Bourgeois Blues" podemos pasear por la blanca arena o bañarnos en las cristalinas aguas de "Yellow Roses" y "Chloe", hacer una parada para asombrarnos con el bolero que llevaba dentro la icónica "Stand By Me" de Ben E. King y visitar alguna oscura cantina, ya sea para acabarnos la última botella de tequila mientras entonamos "Goodnight Irene" o bailar bien agarrados al son de "He´ll Have To Go". Un disco para guardar bajo el epígrafe de "Obras Maestras Silenciosas" junto a otros olvidados como Doug Sham And Band.


Show Time: una fantástica portada es la tarjeta de presentación del primer disco en directo de Ry Cooder (que no obstante comienza con un nuevo tema en estudio, el divertido "School Is Out"). Producido, al igual que Chicken Skin Music, por el propio Cooder, el álbum fue registrado los días 14 y 15 de Diciembre de 1976 en el Great American Music Hall de San Francisco. Junto a él, el acordeón de Flaco Jiménez, el bajo de Henry Ojeda, la batería de Isaac García, el bajo sexto de Jesse Ponce, el saxo alto de Frank Villarreal y las voces de Eldridge King, Terry Evans y Bobby King. Resumiendo, una Chicken Skin Band que convierte Show Time en toda una fiesta ya sea reelaborando cortes registrados en álbumes anteriores como "Jesus On The Mainline" o "The Dark End Of The Street" (esta vez con las soberbias voces de la tripleta King-Evans-King) ribeteados por el acordeón de Flaco Jiménez y el magisterio de Cooder a la slide, bien con la tradicional "Volver, Volver" (con Flaco al micro interpretándola en español) o el irresistible groove de "Smack Dab In The Middle" con la que se despiden. La única pega que se le puede poner es que no sea doble...aunque siempre nos queda pulsar el play de nuevo.

lunes, 3 de septiembre de 2012

MIS 10 DE...

Pronto tendremos de nuevo por aquí a Ry Cooder pero resulta difícil recordar a Ford sin que te "asalte" la imponente figura de El Duque. Además, hoy emiten por televisión El Hombre Que Mató A Liberty Valance; una película en blanco y negro, en abierto y en horario de máxima audiencia -y "de vaqueros"!!!-. ¿Será que no todo está perdido?...




1) Centauros Del Desierto
2) Río Bravo
3) El Hombre Tranquilo
4) El Dorado
5) El Hombre Que Mató A Liberty Valance
6) Fort Apache
7) La Legión Invencible
8) Río Rojo
9) Hatari!
10) La Diligencia